Punta del Diablo
Los viejos habitantes de Punta del Diablo cuentan a los visitantes que hace muchos años se construyó sobre la costa de piedra una gran mansión sin que nadie supiera a quién pertenecía; algunos dicen que su propietaria era una millonaria que quiso que su identidad permaneciera en secreto durante todos estos años.
Lo cierto es que el silencio se combinó perfectamente con la quietud de este bellísimo lugar en el que sólo se escuchan el viento, las olas y el canto de algunos pájaros marinos.
La construcción de la descomunal mansión se llevó a cabo cuando Punta del Diablo aún no figuraba en los mapas del Uruguay y ni siquiera existían caminos consolidados para transportar todos los materiales requeridos.
Sólo viejos pescadores conocedores de la pesca de grandes tiburones habitaban un sitio que resultaba inhóspito y hostil al establecimiento del hombre.
Hoy, todo parece haber cambiado, pero apenas algunos conocen la identidad de esta millonaria que es una de las habitantes más antiguas del lugar. Distintas agencias de viaje y turismo organizan un recorrido por la ciudad que culmina con la contemplación de esta exclusiva mansión que, además de ser imponente, posee un faro propio y una pista de aterrizaje privada.
Quien quiera saber la verdad de esta historia sólo tendrá que llegar hasta Punta del Diablo y buscar el secreto entre los habitantes más viejos, aunque muchos optan por el “de eso no se habla” para que la leyenda continúe viva.
La sirena del Río Uruguay
En los atardeceres de las riberas del río Uruguay habita un extraño ser (o varios de ellos), que sólo ha sido visto fugazmente por pescadores y desprevenidos tripulantes de embarcaciones que navegan por esas aguas: nos referimos a la conocida pero jamás apresada sirena del río Uruguay.
Sus avistamientos datan ya de las lejanas épocas del siglo XIX.
Contrariamente a las sirenas de la mitología clásica, aquéllas que casi causan la perdición de Ulises, bellas y de encantadora voz, la sirena del río Uruguay es una criatura de escaso atractivo, descripta variopintamente como un anfibio gigantesco, mayor al tamaño de un hombre, o un inmenso ajolote, con rasgos humanoides como los ojos y cabello de color verde parduzco.
Posee garras en extremidades que utiliza para impulsarse en el agua con las que quizás hurgue en el lecho marino en busca de alimento.
No se trata, seguramente, de un ser famoso por su belleza exterior.
La sirena del río Uruguay no ha causado hasta el día de hoy ninguna víctima, y no hay pescador que no afirme que sigue a los navíos desde distancia segura, pero que cuando éstos se detienen para observarla mejor, gira y velozmente desaparece entre las aguas.
Jamás nadie la ha tocado, pero en ocasiones los pescadores han percibido un extraño aroma a animal marino. No tiene un nombre oficial (como sí lo tiene Nessie, el mal llamado monstruo del lago Ness); los lugareños de la desembocadura del río Uruguay lo conocen simplemente como la sirena. Se la ha observado, en general, aguas abajo. Se ignora si esta extraña criatura es la última de su especie o si (lo que parece más probable) se trata de diferentes individuos que viven existencias solitarias y que poseen su refugio en algún recodo oculto y profundo del río.
WOWWWWW QUE INTERESANTES LAS DOS LEYENDAS....GRACIAS BELLOS AMIGOS MIL GRACIAS POR SUS HERMOSAS VISITAS, LES DESEO UN DÍA ESPECTACULAR Y UN MARAVILLOSO FIN DE SEMANA, QUE LO DISFRUTEN AL MÁXIMO, CON MUCHO CARIÑO, SU SIEMPRE AMIGA MEXICANA_________KIMERA
Casino Carrasco, Montevideo, Uruguay
Llegada de turistas internacionales
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“Ciudad Vieja” se ha transformado. A su riqueza patrimonial y arquitectónica se le agregan ahora variadas opciones recreativas, culturales y gastronómicas que hacen de este rincón de la ciudad un paseo ineludible.
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