miércoles, 16 de marzo de 2016

UN SALUDO MARCA LA DIFERENCIA.









Quedaban aproximadamente diez minutos para acabar la jornada e irse a casa después de un turno duro en la enorme empresa de manufactura de pescado, en un bonito pueblo del norte de Noruega.

Asgard tenía dudas y no estaba seguro de si había etiquetado correctamente la última remesa , así que para comprobarlo, entró en el monstruoso congelador donde se almacenaban miles de toneladas de diferentes pescados.

Como sólo era un momento, no se puso el equipo reglamentario y entró. Suele ocurrir que las desgracias ocurren de la manera más inesperada.

Y ocurrió.

El seguro de la inmensa puerta se bloqueó y la puerta quedó trabada por fuera. El mecanismo de seguridad llevaba días fallando y esperaban al técnico para esa semana.

No llegó por acumulación de trabajo.

Asgard quedó atrapado dentro.

Sus compañeros ya habían abandonado la nave, se estaban cambiando y algunos ya saliendo por la puerta. Como eran muchos, nadie siquiera se percató de su ausencia.

Mientras tanto pasaban los minutos y empezó a comprender que su fin estaba cerca; sabía que sus compañeros no volverían. Él tampoco volvía nunca.

A medida que pasaba el tiempo comenzó a sentir mareos y pérdida progresiva de consciencia a causa del frío.

- En dos horas estaré muerto, pensó. Y pensó en su guapa mujer y sus dos preciosos hijos, que quedarían sin padre con pocos años; y él sin nada a sus 43 .

Al de cinco horas, Iversson - el vigilante de seguridad - descubrió a Asgard en el congelador.

Las urgencias rescataron al trabajador con un hilo de vida pero tras reanimación y a punto de morir, consiguieron recuperarle y que todo quedara en un inmenso susto con diez días de ingreso hospitalario.

Al día siguiente, el gerente de la empresa acudió a hablar con Iversson, el vigilante, para que le informara con detalle de lo ocurrido.

Iversson le contó que se había sentido inquieto ese día porque a la salida del turno no vió a Asgard.

El gerente - extrañado - le preguntó a ver como podía saber que Asgard no había salido si en cada relevo salen (entre trabajadores, oficinistas y directivos) cerca de 250 personas en tropel.

La respuesta de Iversson fue simple y directa:

-Sr gerente, tengo 60 años y llevo 35 años en esta empresa. Durante este tiempo, pocos han sido quienes se han despedido o saludado al entrar al trabajo o al irse. Y ninguno nunca se ha preocupado por este humilde vigilante que pasa desapercibido para todos.

Todos...excepto Asgard, que siempre me saludaba con una sonrisa sincera y me preguntaba por mi mujer, mis hijos y en ocasiones me traía un caldo caliente cuando él iba a tomarse uno.

Ayer no vino a saludarme y eso me pareció muy extraño, asi que me inquieté. Eché en falta su saludo y su calidez y empecé a buscarle hasta que dí con él. Lo demás ya lo sabe usted.

El gerente le dió las gracias a Iversson y se fue - cabizbajo - a su despacho.




ESA ES LA IMPORTANCIA DE UN SALUDO...ALGO QUE MUCHOS NIEGAN POR CREERSE SUPERIORES POR OCUPAR CARGOS IMPORTANTES...ESTE POST ES DEDICADO A QUIENES SE CREEN SUPERIORES A LOS DEMÁS Y SE EMBORRACHE DE PREPOTENCIA POR OCUPAR UN CARGO Y NO SEPA QUE ANTES O DESPUÉS..LA VIDA NOS PONE A CADA UNO EN NUESTRO SITIO Y QUE DE UNA COSA SI ESTOY SEGURA..SI ESA PERSONA SE QUEDASE ENCERRADA EN UN CONGELADOR NADIE LE ECHARÁ DE MENOS Y LO MÁS PROBABLE ES QUE ESA PERSONA SI LA ENCUENTREN MUERTA.






























 BUEN DÍA, SIEMPRE RODEADOS DE BUENA VIBRA Y MUCHO AMOR, LES DEJO MI SALUDO Y MI CARIÑO, SU AMIGA MEXICANA_______KIMERA.

No hay comentarios: