sábado, 12 de mayo de 2018

ENSEÑANZAS







Un anciano maestro estaba ya cansado de escuchar las constantes quejas de su discípulo, así que pensó que debía enseñarle algo que le hiciera recapacitar.

Una mañana le pidió que le trajera sal y cuando regresó, el maestro le dijo que echara un puñado en un vaso de agua y que, a continuación se la bebiera.

—¿Cómo sabe ahora el agua? —preguntó el sabio anciano.

—Muy salada, —respondió el discípulo poniendo cara de asco.

Aguantándose la risa el maestro le indicó que repitiera la acción, pero en lugar de tirar la sal en un vaso lo hiciera en un lago.

Caminaron sin prisas hacia un gran lago situado en medio de un vergel a las afueras de su aldea y cuando el discípulo cumplió la orden el venerable maestro le pidió que bebiese.

—¿A qué te sabe ahora? —le preguntó.

A lo que el aprendiz le respondió:
—Esta agua está fresca. No sabe nada a sal, es una delicia para el paladar.

Entonces el maestro cogiéndole las manos a su discípulo, le dijo:—El dolor de la vida es pura sal. 


WOOW QUE LINDA REFLEXIÓN, ESA MISMA CANTIDAD QUE VERTIÓ EN EL VASO LA DERRAMÓ EN EL LAGO, SIN EMBARGO SU SABOR DEPENDE DEL RECIPIENTE QUE CONTIENE LA PENA, POR ESO CUANDO NOS AFLIJAN LAS ADVERSIDADES DE LA VIDA, DEBEMOS DE AGRANDAR EL SENTIDO DE LAS COSAS, DEJAR DE SER UN VASO Y CONVERTIRNOS EN UN LAGO ME GUSTO, MIL GRACIAS POR SUS HERMOSAS VISITAS, DESEO QUE DISFRUTEN AL MÁXIMO SU FIN DE SEMANA, CON MUCHO CARIÑO SU AMIGA MEXICANA_________KIMERA