Las cuatro velas se consumían lentamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo que mantenían entre ellas...
La primera dijo:
- ¡YO SOY LA PAZ! Las personas no consiguen mantener mi luz, creo que me apagaré. Y poco a poco, su fuego se apagó.
La segunda dijo: - ¡YO ME LLAMO FE! Las personas no quieren saber nada de mí. Soy muy débil y no tiene sentido seguir dando luz. Cuando terminó de hablar, una brisa pasó suavemente sobre ella y se apagó.
Con mucha tristeza la tercera vela manifestó: - ¡YO SOY EL AMOR! No tengo fuerzas para seguir encendida. Todos me dejan de lado, se olvidan hasta de sus seres queridos. Y sin esperar más, se apagó.
De repente...
Entró un niño y vio las tres velas apagadas.
-¿Qué es esto? Ustedes debían estar encendidas hasta el final. Lleno de tristeza, el niño comenzó a llorar...
Entonces la cuarta vela habló: No tengas miedo, mientras yo tenga fuego podremos encender a las demás.
- ¡YO SOY LA ESPERANZA!
Con los ojos brillantes, tomó la vela encendida… Y volvió a darles luz a las demás
DESEO TANTO PARA TI QUE ME LEES COMO PARA MI, QUE LA LUZ DE LA ESPERANZA NUNCA SE APAGUE DENTRO DE NUESTRO CORAZÓN.
2 comentarios:
Hola me encanta mucho lo que escribes y comentas, el mundo necesita más personas como tu.
Muchas gracias por ser un rayo de luz que ilumine nuestras vidas.
Un abrazo.
Al igual que el agua y la luz del cielo hacen germinar y crecer lentamente brotes, flores, plantas y arboles que nos dan la vida....
La esperanza es, esa fuerza invisible, poderosa, que alimenta el corazón, que hace crecer y transformarse a las personas, que riega cada día nuestros sueños para que se hagan realidad y nos da un motivo para saltar de la cama cada mañana.
Publicar un comentario