viernes, 17 de abril de 2015

La humildad


El egoísmo del yo. Practicar la virtud de la humildad libera del apego innecesario a lo material y así ciertas actitudes, que ensombrecen al hombre, tales como el orgullo, el ego, la soberbia y la vanidad. El humilde es auténtico, abierto, tolerante, de convicción firme y muy comprensivo. Se ve claramente, cuando los protagonistas se hacen accesibles, Qué gratificantes es conocer a esas personas llenas de conocimientos, de experiencia, de vivencias y cuya sabiduría les sale hasta por los poros y con el simple gusto de compartirla, hablar y comportarse con esos signos externos de humildad, intentando pasar desapercibidos en la sociedad y exponiendo sus sabias ideas, a todos los que quieran escucharles, sin imponerse. La humildad, no de la falta de autoestima. Se puede ser humilde, pero recio y fuerte con las convicciones.











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