martes, 16 de septiembre de 2014

Leona Vicario....HOY INDEPENDECIA DE NUESTRO MÉXICO.



En la conmemoración del 2014 aniversario de la Independencia de México y cuando en el país se encuentra en marcha un proceso a favor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, presentes en la Constitución pero ignorados por los usos y costumbres y la cultura que favorece a los varones, es pertinente recordar que en nuestro origen como país independiente no solo participaron los héroes que todos recordamos con respeto en estas fechas, también actuaron mujeres cuyo papel fue importante para que se consumara la independencia y empezáramos a ser conocidos y respetados como el México que hoy somos.


Hacemos referencia a María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández, mejor conocida como Leona Vicario, quien nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, en el seno de una familia criolla acomodada. Su padre fue Don Gaspar Martín Vicario, español peninsular y su madre Doña Camila Fernández de San Salvador, noble criolla. 

Al morir sus padres en 1807, cuando ella contaba 18 años, quedó bajo la custodia de su tío, el doctor en leyes Agustín Pomposo Fernández de San Salvador quien fungió como su albacea. Gracias a la posición familiar y a los bienes heredados de sus padres, Leona Vicario pudo educarse al nivel de los hombres, algo raro en esa época, recibiendo una sólida formación que le fue muy útil, cultivó las ciencias, bellas artes, pintura canto y la literatura. Según sus biógrafos, creció en virtud y sabiduría, dotada de un espíritu rebelde y libre que no admitía ninguna tutela que impidiese su desarrollo.

Leona Vicario conocida como “La mujer fuerte de la Independencia”, considerada la primera periodista del país, su trabajo se publicó en los diarios El Ilustrador Americano, El Semanario Patriótico Americano y en el Federalista. Mediante informes publicados en el Ilustrador Americano, tuvo una comunicación clave con los llamados “rebeldes”.

Fue una mujer inteligente, elegante y distinguida; a diferencia de sus contemporáneas, Leona Vicario  desarrolló un enorme sentido crítico frente al mundo a partir de sus lecturas, lo que para muchos significaba rebeldía. Al iniciar la Guerra de Independencia se unió a los insurgentes. Desde 1810, Leona Vicario formó parte de un grupo secreto llamado Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una red, por medio de correos con Miguel Hidalgo  y José María Morelos.  Además, protegió a fugitivos, envió dinero y medicinas y colaboró con los rebeldes, entregándoles recursos y noticias de lo ocurrido en la corte virreinal.

En 1811 conoció al estudiante de leyes originario de Yucatán, Andrés Quintana Roo, que trabajaba en el despacho de su tío, de quien se enamoró. Andrés solicitó la mano de Leona, obteniendo la negativa de su tío, quien dijo que era pobre. 

A finales de 1812 convenció a unos armeros vizcaínos para que se pasaran al bando insurgente, trasladándose a Tlalpujahua, al campamento de Ignacio López Rayón, donde fabricaron  cañones financiados con la venta de sus joyas y bienes.

En marzo de 1813, uno de sus correos fue interceptado, al enterarse, Leona huyó a Michoacán. De regreso a la capital, su tío la recluyó en el Colegio de Belén de las Mochas y dio aviso a las autoridades para que fuera procesada. La Real Junta de Seguridad y Buen Orden le instruyó un proceso en el que aparecieron documentos que la inculparon; fue interrogada y no delató a sus compañeros; declarada culpable se le condenó a prisión y a la incautación de sus bienes. 


En lugar de enviarla a la cárcel de corte se la mantuvo presa en el mismo Colegio de Belén, hasta que el 23 de abril de ese año la liberó un grupo de insurgentes encabezado por Andrés Quintana Roo, quien organizó su salida de la capital, simulando ser arrieros que conducían un atajo de burros cargados con cueros de pulque. Leona, con la cara y los brazos pintados de negro y unas cuantas mujeres, iban sentadas sobre unos huacales. Empeñada en seguir colaborando con la insurgencia, huyó de la capital con destino al campamento de Tlalpujahua, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo. 

A partir de entonces su vida coincidió con la de Quintana Roo a quien acompañó en su condición de diputado y después vicepresidente y presidente en funciones de la Asamblea Popular, que eligió como generalísimo a Morelos, proclamó la Independencia de la América mexicana y dio a conocer en Apatzingán el texto completo de la Constitución de México. 

Delatados en 1817, Leona fue capturada en una cueva, junto a Achipixtla, cuando acababa de dar a luz su primera hija, la petición de clemencia en favor de su esposa formulada por Quintana Roo, que prometió entregarse, fue aceptada por el virrey. De este modo se acogieron a su indulto y fueron confinados en la ciudad de Toluca, donde permanecieron en completo retiro hasta 1820. 

Consumada la independencia Leona Vicario continuó con actividades políticas, periodísticas y poéticas junto a su esposo desde El Federalista, en el cual siguió escribiendo hasta su muerte, el 21 de agosto de 1842 en su casa en la Ciudad de México. Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el día 25 del mismo mes y año, ha sido la única mujer en México a la que se le han ofrecido funerales de Estado. Su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede del Congreso de la Unión.






















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